La electromiografía (EMG) es una técnica utilizada para evaluar la actividad eléctrica de los músculos. Se utiliza para diagnosticar y evaluar trastornos neuromusculares, como la neuropatía periférica, la miopatía y la esclerosis lateral amiotrófica. Durante una electromiografía, se colocan electrodos en la piel sobre los músculos que se van a evaluar.

 

Estos electrodos registran la actividad eléctrica de los músculos en reposo y durante la contracción. La actividad eléctrica se registra en forma de ondas y se analiza para determinar la salud y el funcionamiento de los músculos y los nervios que los controlan. La electromiografía puede ser un poco incómoda, ya que implica la inserción de agujas delgadas en los músculos para registrar la actividad eléctrica. Sin embargo, el procedimiento es generalmente seguro y los beneficios de obtener información sobre la salud muscular y nerviosa superan los riesgos potenciales. La electromiografía puede ser realizada por un médico especialista en medicina física y rehabilitación, un neurólogo o un especialista en neurofisiología clínica. Los resultados de la electromiografía pueden ayudar a guiar el tratamiento y la rehabilitación de los trastornos neuromusculares.